El amor es el pilar de nuestra pedagogía agustiniana, pues considera San Agustín, que formar a un alumno es un proceso integral (intelectual, espiritual, moral y de la voluntad) encaminado a hacer emerger y dinamizar la fuerza cognitiva del amor y todas las potencialidades latentes en el alumno como proyecto de Dios.
Desde una fuerte cultura ética, cristiana y agustiniana, nosotros queremos formar en cada alumno, una persona abierta y capaz de:
su proyecto de vida.
los cambios que se están gestando en la sociedad plural actual, los retos vertiginosos de los avances científicos y tecnológicos, para potenciar su desarrollo integral- actitudes y aptitudes - como proyecto de Dios.
una sociedad diferente, más fraterna, más justa y comprometida con la casa común y el hombre como ser humano.
para asumir cualquier reto desde la incertidumbre actual y futura, desarrollando nuevas formas de aprender a lo largo de la vida y en diferentes lenguas.
la escuela, haciéndola desafiante, innovadora, significativa y coherente ante las demandas globales y locales del siglo XXI
Al 2025 queremos ser reconocidos como un centro educativo innovador que sabe adaptarse y rediseñarse ante las contingencias sociales, apostando por la persona del alumno y el desarrollo de sus talentos; formando jóvenes que podrán contribuir al cambio del mundo, a través de sus acciones valiosas, el ejemplo, el liderazgo personal, fruto del desarrollo de su potencial intelectual, moral, estético, emocional, social, físico y espiritual.
Por ello desde la escuela estaremos:
asumiendo los retos del siglo XXI, valorando la realidad y el devenir del interior del país
desde la coparticipación de la comunidad educativa como impulsora de los cambios en el nuevo marco social de la educación mundial y nacional y sus diferentes modalidades.
nacional y a nivel internacional con hombres armonizados, ciudadanos responsables, líderes honestos para servir al bien común.
que permitan a los alumnos, enfrentar cualquier situación de incertidumbre a lo largo de la vida y seguir aprendiendo a aprender en su situación personal y profesional.
A san Agustín se le suele llamar el maestro del amor porque toda su experiencia personal, espiritual, pastoral y eclesial está marcada por este amor como centro de búsqueda del sentido de la vida. (“Necesitamos de los demás para ser nosotros mismos: mi amor es mi peso; ama y haz lo que quieras; la medida del amor es amar sin medida”).
Ya dijimos que el amor es el pilar pedagógico de la escuela agustiniana y desde la trilogía interioridad-verdad; amor-libertad; fraternidad -comunidad, (aprender a ser, aprender a amar y aprender a compartir) vemos como la centralidad del amor mueve el conjunto de los valores en los que se asienta el clima escolar institucional agustiniano; sin amor no funciona la familia, el alumno, el docente y mucho menos la escuela; el amor concreto desde la escucha, el diálogo, la misericordia, la atención al que más necesite, el tiempo extra, el acompañar, el caminar juntos, el potenciar lo mejor de cada alumnos en el trabajo diario, en fin toda la vida de la escuela basa su día a día en que desde el amor, hacemos la diferencia.
La educación agustiniana es un bien social: porque es inclusiva, es decir está abierta a todos sin distinciones; es un laboratorio cultural: porque ensaya la convivencia; un taller de humanismo: porque cultiva la amistad.
De aquí parte nuestra acción docente y educativa, que se inspira en una propuesta de valores y actitudes coherentes, para que nuestros alumnos no solo aprendan a pensar y a hacer, sino también a ser y compartir. Esto solo se logra si los docentes presentamos los valores con alegría, en un clima de confianza, benevolencia y adaptación al alumno, para acompañarlo en su formación.
“Frente a la vida vivida en superficialidad y el pensamiento débil, la educación agustiniana pretende articular razón y fe para que el alumno amplíe su mundo interior y acceda a un universo vital desconocido”.
Alcanzar este logro implica recurrir al pensamiento.
“El que piensa, enseña y aprende. El que enseña y aprende, piensa. Lo gravemente peligroso, sería que se pudiera enseñar y aprender sin pensar.”
(Galindo, J, Pedagogía de San Agustín)
La educación agustiniana lleva en sí el sello del amor. San Agustín nos dice que “solo educa el amor. Amor a todos, pero a cada persona hay que amarla de manera diferente.”
(cf. Catequesis de principiantes XV,23.5).
“No somos lo que hacemos, sino que somos lo que amamos”. Por eso podrá afirmar que “sin el amor no existe forma alguna de conocimiento…por cuanto solo aquello que es conocido en y a través del amor nos abre a una vida nueva y a una nueva vida”. (ídem)
Valores y objetivos van siempre de la mano; los valores orientan nuestros y los objetivos nos ayudan a perfeccionar nuestros valores para que se vayan convirtiendo en hábitos y éstos en virtudes.
Por eso para este curso nos marcamos como objetivos prioritarios:
VALORES EJES | VALORES 2023 | VIRTUDES |
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INTERIORIDAD-VERDAD | RESPONSABILIDAD | HONESTOS AUTOMOTIVADOS Y AUTOEXIGENTES TESTIGOS CREÍBLES |
AMOR-LIBERTAD | RESPONSABILIDAD | COMUNICACIÓN ASERTIVA Y EMPÁTICA BUENOS COMPAÑEROS Y AMIGOS TRABAJO EN EQUIPO |
VALORES 2023 | VIRTUDES | INDICADORES DE LOGRO PREESCOLAR |
---|---|---|
AUTENTICIDAD | HONESTOS AUTOMOTIVADOS Y AUTOEXIGENTES TESTIGOS CREÍBLES | |
RESPONSABILIDAD | COMUNICACIÓN ASERTIVA Y EMPÁTICA BUENOS COMPAÑEROS Y AMIGOS TRABAJO EN EQUIPO | |
CONVIVENCIA | INTOLERANTES AL BULLING RESPETO A LAS DIFERENCIAS CAMINAR JUNTOS, SER SERVIDORES |
Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.